domingo, 16 de septiembre de 2012

¿De qué vale, Miranda?



Por Sol Lora.-

¿De qué vale, Miranda, que te lloren mis ojos?
¿De qué valen los gritos, de tanta voz sin eco,
pronunciando tu nombre mueren sobre el silencio?

Sobre ríos reposan lágrimas de tus sueños…
¡Manantial de tu sangre que desborda lamentos!
Quieren manchar tu falda, ¡virgen verdor de vientos!
¿De qué sirven los ruegos si son sordos los necios?

¡Hay un camino verde que te pisa la loma!
¡Hay una estrella oriente que se viste de negro!
El luto de la vida, ¡te destruyen el nombre!
¡Volcando a pico heridas, zanjándote los bordes!

Quieren manchar tu falda, ¡virgen verdor de vientos!
¿De qué sirven los ruegos si son sordos los necios?
¿De qué vale, Miranda, que te lloren mis ojos?
¿De qué valen los gritos, de tanta voz sin eco,
pronunciando tu nombre mueren sobre el silencio?

Ya solo un milagro piden, las voces de estos ruegos:
¡Qué se apiaden las manos que quieren matar tu verso!
¡Qué canjean vestal por un puñado de pesos!

¡Que se apiaden los Judas que te venden con besos!
Baldones que al follaje contamina su empeño…
No le importa la vida al verdugo sin freno
que se bebe en perjuro, de la ‘’Patria’’ tu verbo,
¡el bálsamo de tu agua, castidad de tu cerro!

¿De qué sirven los ruegos si son sordos los necios?

@ DERECHOS RESERVADOS.

jueves, 13 de septiembre de 2012

¡Una niña grande soy!



Por Sol Lora.-

Ya todos tienen idea,
¡Una niña grande soy!
que a canto brindo al ‘’convoy’’,
¡esperanza en prometea…!
Yo no sé si en esta idea
se me pierda algún juguete,
la vida da su grillete
y nos limita algún sueño,
mas he de poner empeño:
¡Yo soy una gran jinete!

Caballito por el mundo,
voy al paso en intervalo,
y aunque no tenga yo un halo,
con versos siembro fecundo,
y en mi paso vagabundo,
¡despierto risueña al sol!
Camino y llevo un farol,
en mi andar magia y remanso,
y en este canto un descanso,
¡trino como un verderol!

Traigo cuentos de Pinocho,
¡y hasta me crece nariz!
Al tiempo vuelco cariz,
con dulce turrón bizcocho,
a buena estela me abrocho:
¡Caminante hago destino!
A este pueblo y mi vecino,
¡doy la mano, invito a fiesta!,
regalo siempre dispuesta:
¡Este, mi sueño infantino!

Ya todos tienen idea,
¡Una niña grande soy!
Poeta viviendo el hoy,
a la vida doy jalea.
¡No me gana la pelea
cualquier piedra del camino…!
Yo construyo con platino
una muralla a la guerra
traigo un fuerte salva tierra:
¡Un poema paladino! —

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Nostalgias de la niñez


Por Sol Lora.

¿Cómo olvidar lo que un día
fuera ese cuento de hadas?
Mil risas, despreocupada,
¡era todo algarabía!
Hoy yo añoro la valía
de aquellos tiempos de antaño,
donde el marchar de los años
cegó candor y simpleza,
¡despertando la aspereza
de este mundo tan extraño!

Doy paso retrospectivo,
a esa niñez recordada…
Mi muñequita adorada,
con su oído comprensivo,
atento el mirar pasivo:
¡cuánto amor mi chiquilina!
Mi jueguito de cocina,
para preparar piedritas,
con manitos pequeñitas,
¡guisaba helechos, divina!

Los chistes de mi papá,
-mi viejo, mi dulce viejo-
Un día partió sin quejo,
¿en qué cielo alumbrará?
Mi madre el beso me da,
antes que vaya al colegio,
¡su beso mi sortilegio!
¡Cuánto dolió su partida!
¡Tengo profunda la herida,
y el recuerdo en privilegio!

¡Mis amigas, mis vecinas!,
¡las tirillas en mi pelo!,
¡leche tibia en un pozuelo!,
¡cumpleaños, golosinas!
¡Inocencias nacarinas!
¡Cuánto candor en mi faz!,
¡tanto poema veraz
que yo añoro con el alma…!
¡Color rosa en mi palma,
que el tiempo tañó tenaz!

@ Derechos Reservados.-