miércoles, 20 de febrero de 2013

Comentario sobre el poema Recinto del pájaro y el círculo de los coros (de Claudio Lahaba).




Comentario sobre el poema 
Recinto del pájaro y el círculo de los coros (de Claudio Lahaba). 

Por Sol Lora. 



Recinto del pájaro y el círculo de los coros es, sin duda, esa jaula idílica donde mis ojos y los tuyos fabricarán el tiempo de repaso entre las aristas que den soporte a una perspectiva nueva de retornar a la existencia, reforzada en el equipaje ineludible de los recuerdos; aquellos que aferramos y abrimos, para enfocar en su espejo de ensueño, todo lo que dejamos tras nuestras huellas, y nos refracta la vida que hemos caminado. 



Queriendo recostar palabras que intenten escudriñar los escondites, entre estos versos, quedo definitivamente preñada, en la mirada, y tarareante a los giros de este canto, por lo que es de esperar que el animal que soy, en la carne, de visión borrosa, se lance a recorrer pasillos por el palacio ajeno, pretendiendo hender la puerta hacia olores ‘’que jamás nos fueran dados’’, pero que osadamente tantearé descodificar, por detrás y entre el olfato aclimatado, de aquel que tampoco llega a perfumarse con los bordes de un fantástico universo, el creado por su autor, Claudio Lahaba… 



Entiendo que pudiera enfrentarme a una postura existencialista sobre la medida en que el texto se desarrolla, enmarcando destino del hombre sujeto a sí mismo, y donde los aires de esperanza se manifiestan bajo la responsabilidad de la propia acción del hombre. A la vez presumo que haya un poco de agnóstica apática en estos versos, para lo que me apoyo en el hecho de que sin llegar a descartar una entidad superior, el escrito no cambia para nada una posición frente a las condiciones humanas y la frecuencia de las luchas internas en la que reposa. Probablemente esta apreciación sólo sea producto de una percepción en la que pueda equivocarme, por lo que referiré la interrogante planteada por el propio Lahaba, la cual considero da entrañas y cuerpo al poema, y cito: ‘’¿qué proscritos códigos, qué puertas flotaran sobre los olores que jamás nos fueron dados?’, llevándome a pensar que ese mismo cuestionamiento recae sobre la totalidad existencial del hombre, sobre su esencia ("la existencia precede a la esencia" Sartre), ante la realidad que experimenta y la mentira de luz mediante la cual se acoraza. 



Y es, ‘’Andrómina la luz del humo lo devuelto; ¿qué humedad pertenece al telar, los hilos del pájaro que la sombra en vuelo bebe?’’, toda la falsedad restituida por la luz, en aquello que observamos y que tratamos de tejer, dejándonos entre las esquinas el siempre vacío corporal y espiritual, nunca satisfechos en la humedad insignificante de los pedazos que nos bebemos. Así el hombre va golpeado una y otra vez, venda las heridas internas, y construye sobre esos pedazos en que la vida lo muerde. 



Claudio Lahaba, nos sugiere una visión de un mundo en decadencia, a través de la mirada de un ojo que ha sido golpeado por su propio destino, hijo del azar y su realidad: ‘’Gladiatorio, fijeza o lámina fría; lánguida señal del miedo los dados transparentes ruedan las alturas, envueltos entran y con el ojo apuñaleado inicio un breve recorrido’’, y es cuando entonces comienza a inventariar una nueva manera para percibir el mundo, acotando los recuerdos, esos suicidios donde el hombre se agota, y resurge como un ave fénix de sus cenizas, podrido y finalmente al lugar donde encuentra su única victoria, que es perderse en aquello que deja atrás: ‘’y el triunfo no es poseer el pez, sino junto a él perderse’’. 



Continúa diciendo que ese templo, la memoria, lleno de imágenes frías y muertas, que vamos acorralando, es la misma que nos sujeta y nos hiere, la misma que nos cambia: ‘’Porque no seremos los mismos, y como bultos de venas cortadas intentamos levantarnos, dibujar el tiempo un recinto en la ceniza, donde todo rostro sea cruz y señal del ángulo’’. La casa donde reposan nuestras cenizas, los recuerdos que son de donde nos levantamos cada vez de nuestro propio miedo y nuestras constantes muertes. 



Así continúa con preguntas sobre el ser, sobre las mentiras que gritamos, y que sin embargo ni el infierno mayor hace que el hombre llegue a ser consumido para que el golpe de realidad lo hunda; más bien el mismo sufrimiento resulta el flotador que lo emerge y perfila nuevamente en rumbo: ‘’No es suficiente el fuego para consumirse, basta mucho más que el reino de la hoguera, decididamente más que incinerar el árbol y convertir las llamas en la tabla justa para el cuerpo que al hundirse flota o nos muestra un rumbo’’. 



Quienes tantas veces son mojados por el dolor, hacen de él su mecanismo de defensa, en ello resume este poema un infierno sobre la tierra, desde el cual el pájaro sale a volar en despegue desde su obscuridad hacia la trasparencia: ‘’el ojo rancio descubre un extraño mecanismo’’ y ‘’Y se alucina para siempre, se alucina para nunca beber del telar la sombra deshilada, y el pájaro desde la mano, hacia la transparencia, oscuramente suelto’’. 



Recinto del pájaro y el círculo de los coros resultará un gran paseo, uno turbulento hacia los confines de nosotros mismos y de nuestros espejos, donde muchos se abandonarán irremediablemente y perderán el rumbo, mientras otros encontrarán en él la opción a un mecanismo de defensa que los haga salir airosos ‘’para nunca beber del telar la sombra deshilada’’, la llama que golpeándonos quema la existencia, pero cuyas quemaduras pueden ser definitivamente el apoyo para impulsar ‘’el pájaro desde la mano, hacia la transparencia, oscuramente suelto’’, planeando sobre cada golpe de experiencia, el arma que nos libre la batalla. 



RECINTO DEL PÁJARO Y EL CÍRCULO DE LOS COROS. 

De Claudio Lahaba 



Vendados ya, los blancos animales que el 

palacio cruzan, ¿qué proscritos códigos, 

qué puertas flotaran sobre los olores 

que jamás nos fueron dados? 

Andrómina la luz del humo lo devuelto; ¿qué 

humedad pertenece al telar, los hilos 

del pájaro que la sombra en vuelo bebe? 

Vendadas aun, las nacientes divisiones dentro 

del cuerpo sumergido en los charcos, 

las ventanas que imitan el sonido, los 

terribles golpes de quien mira. 

¿Y quién puede mirar la gran mancha de agua 

caer en la cabeza; quién muestra oscura 

la lengua indicando cada punta grasienta 

de la luz? 

Gladiatorio, fijeza o lámina fría; lánguida señal 

del miedo los dados transparentes ruedan 

las alturas, envueltos entran y con el ojo 

apuñaleado inicio un breve recorrido. 

Altos puentes, mostradme la noche; recordarla ha 

de ser un bellos suicidio; enredadera donde 

los huesos son lamidos contra venados y un 

ábaco antiguo. 

Nocturnos bosques escarchados, ciudades, rápidas 

luces y nítidos anuncios cruzando veloces 

el templo de la memoria; porque me pudro 

y el triunfo no es poseer el pez, sino 

junto a él perderse. 

Porque no seremos los mismos, y como bultos de 

venas cortadas intentamos levantarnos, 

dibujar el tiempo un recinto en la ceniza, 

donde todo rostro sea cruz y señal del 

ángulo. 

La creación que mostraba el inicio, los collares 

de la mentira brillando en el pecho de 

plata, entre la estrecha bahía o su 

nacimiento. 

Si vendada ya, más aun la verdad; el humo por las 

paredes no es precisamente convencerse y el 

cuerpo un arco arcilloso, la tabla flotante 

para lo que ha sido hecha; creación gloriosa 

el cruce y temblor de las piernas hermosamente 

colgadas, no contra ti, que anuncias como un 

faro la llegada. 

Sino contra quien pregunta, o invierte la respuesta 

hacia nosotros, que nunca fuimos otros 

preguntándonos lo desconocido; pero no basta 

una escalera de alambre y rosas decoradas, 

entre falacias fingir el grito. 

No es suficiente el fuego para consumirse, basta 

mucho más que el reino de la hoguera, 

decididamente más que incinerar el árbol y 

convertir las llamas en la tabla justa para 

el cuerpo que al hundirse flota o nos muestra 

un rumbo. 

Vendados los golpes, el telón de fondo y la espuma 

que el reloj nos diera, quien moja el aceite 

del ojo rancio descubre un extraño mecanismo. 

Y se alucina para siempre, se alucina para nunca beber 

del telar la sombra deshilada, y el pájaro desde 

la mano, hacia la transparencia, oscuramente 

suelto. 



Derechos reservados © 



domingo, 2 de diciembre de 2012

Soy


Un esperma de luz que se clavó en tu mirada…
El óvulo cabalga preñando tus ausencias,
esparcido cual ninfa que recorre en tus venas,
y ¡qué iluso! ¿intentas abortarme en un verso?

¿Pero puede un verso evitar que fecunde
esta hebra de amor que estrelló en tu brisa,
si soy huevo sustento que recrea tu palma?

Puede que nunca exista la certeza que arda,
que resquiebre estas manos y toque en tu sonrisa,
puede que hasta tu sombra me desvíe al espejo,
pero ¿puede tu sombra negarse al silogismo,
de que soy en tu vida herida que desatas
cuando nadie te ve, cuando nadie te mira,
cuando ningún testigo aborda tu esperanza?

¡Seguiré siendo gota de lluvia que desplaza,
y en tus poros se cierna a golpe de nostalgia!,
¡seguiré siendo el canto que enmudece en tu ruedo!
Donde quiera, cuando quieras, ¡encontrarás mi morada!,
y en una negación de rabia por la pausa,
repetirás mi nombre tantas veces recuerdes
que, ¡SOY la indeleble mancha que te surca las ganas,
que te regresa al sol en noche atrincherada…!

Mucho antes de ti, fui ya surco en tu alma,
la mitad que te ronda en cada madrugada;
marca innata que habita tu inconsciente dormido,
¡siempre seré la gota de rocío en tu espalda!

Y ya cansado y luego y después de otros nombres,
del día y de la noche, del sol y la jornada,
renaceré en una mueca e inconclusa en tu verso
¡eternamente mío, porque el amor no acaba!
¡Y aunque borres mi huella te seguiré descalza!


02 de diciembre, 2012.-
@ DERECHOS RESERVADOS.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Mujer


Por Sol Lora.-
Dedicado a las hermanas Mirabal

¡Mujer!
¡Copa de mar y estela de viento!
Tu mirada se rompe contra muro y silencio,
se enternecen tus pechos que amamantan la vida…
En tus carnes descansa la herida de los tiempos,
¡y sacudes con llanto el nudo en tus cadenas!

Mujer, en tu estirpe las razas se poblaron de lenguas,
de amores, de nostalgias, de dulce olor a yerba,
y es tu nombre en la historia amalgama de penas…
Son tus manos de fragua, artesanas perfectas,
olvidadas por hijos que sepultan tus quejas…

¡Ay, Mujer!
Qué dolor el que envisten tus ahormadas caderas,
pariendo sobre un mundo donde preñan tristezas…
¿Cómo pesa a tu sangre el verdugo sin tregua
que azota inclemente a tu piel con flagelo?

¿Dónde están las razones que teje tu conciencia,
que te convierte en madre de bellaco imprudente?
¡Mariposa que surcas por el viento hacia un sueño!,
¿con qué alas azules te cuidaré de espectros?

¡Déjame que te adorne la faz con algún velo!,
¡qué antojada te diga que comparto tu lecho!,
¡qué amordace tu grito con sangre de mis venas!,
¡qué te nombre mi madre, que sea la hija en celo!

¡Déjame que mitigue cicatriz con un verso!
¡qué con badil arranque de la tierra tu cuerpo,
y en un canto rescate tu nombre interminable!
¡Tu costado sea casa que abrigue al universo!

¡Déjate ser poema que desgrane tu huerto!
¡Hacerte pan y vino que coma el pueblo hambriento!
Mariposa que emerges en cada golpe recio,
"Nada traduce toda la tempestad de mi alma”*,
¡cuando quieren mis uñas salvarte del infierno!


* Minerva Mirabal

DIA INTERNACIONAL DE LA NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (o DIEVCM), aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 50/134 el 17 de diciembre de 1999, celebrado anualmente cada 25 de noviembre, en memoria de las hermanas Mirabal.

En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la que se definió la "violencia contra la mujer" como ‘’Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada’’.

En dicha Asamblea se reconoció que eran necesarios "una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas, y un compromiso de los Estados y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra la mujer"

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Al pie de una tumba



A Juan Sánchez Lamouth, Domingo 17 de noviembre, 2012
(Por conmemorarse el 44 aniversario de su muerte…)
Por Sol Lora.

Allí estaba yo, frente a la tumba de un desconocido… Sí, es cierto, cuando te ibas del mundo, yo apenas daba las primeras zancadas para abrirme en pos a él… Y sin embargo, heme allí, sentada frente a la fosa que resguarda tus restos, sobre el murillo de otra tumba cualquiera, rindiendo honor a un poeta al que nunca acariciaron mis ojos; abriéndome a un poema de llanto y de tierra que duele…, porque eso eres, Juan Sánchez Lamouth, un hermoso poema viviente y vivificador, que se siente y que palpita, que resucita en cada uno de tus versos, y nos das de comer, abundante, los bosques de tus palabras que saben a pueblo: ‘’El misterio está aquí, crecido en sus constantes variaciones porque en su estar corroboran las aves, con la fruta insegura del pan nuestro’’…

Y ya yo, ni otros, ni aquellos que se envuelven en las alas de tu verso, podemos ser extraños, o negarnos este vínculo trascendente que nos ensoga el alma y nos desata de la tierra, ‘’los poemas son los únicos que no pertenecen a la tierra. Hay días que parecen hechos de llantos, en que la alegría tiene la forma de una tumba’’, son tus palabras que hoy repiten mis labios para evocar pinceladas de aquella tarde de procesión y alegría frente a tu tumba, dándonos cita cual ángeles, ‘’y es casi nada, porque hay ángeles que podan a la tierra sus ramos de dulzura.

Una tarde dulce miel de canto de sinsonte, tus cantos; de vino, para saborear de tu aliento; de viento, para sacudir las muchas voces tu voz en el eco del tiempo, y unir a retazos un solo poema, los fragmentos de tu alma…

¿Dónde está tu tumba, si estamos contigo? ¿En qué villa, en qué aldea, en que ciudad de mi tierra? ¿En qué piel te descalzas para abrirte un lecho? ¿En qué niño sin sonrisa y con hambre se pronuncia tu cuerpo?

No, no has muerto, aun quedas en nosotros, y en los otros que llegarán a tu encuentro, para lamer las heridas de tu rostro y escudar tu espalda de alfileres que pretendan enclavar los que jamás podrán negarte la grandeza, intentando hundir el diente sobre uno sólo de tus versos; no podrán morirte entre las sombras del olvido, esos que nunca sospecharon que tu verso estaría más allá de lo palpable… Un poema grande no sucumbe a los infieles, se engrandece tras la muerte, ¡y se convierte para siempre en una estela…!

viernes, 16 de noviembre de 2012

El beso


Pintura: El beso de Ramón Sandoval, dominicano.

¡Ay el beso! ¿Qué es un beso?
Pregunta silenciosa el alma mía…
Al intento y tocándome la boca,
los recuerdos van a flor de su ambrosía…

Es el beso ese juego con los labios
que el instinto marca y fluye a la alegría,
expandiendo en cosquilleo alucinante,
nuestra esencia y todo el ser a la utopía…

El cortejo a sus musas marcha ansioso,
y los sueños se despiertan en hazañas;
cuando el beso toca al beso deseoso,
¡las miradas cierran ciegas sus pestañas!

Es el beso el lenguaje sin palabras
que a la piel le seduce su secreto,
y proclama en su deleite, en cada pausa,
¡que el amor ha ganado su boleto!

¡Ay el beso! ¿Qué es un beso?
Pregunta silenciosa mi alma erguida…
Y saboreando aquel oleaje retroactivo,
me contemplo ilusionada al incentivo:
¡Es el beso el néctar puro de la vida!

Sol Lora
@ DERECHOS RESERVADOS.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Gota de lluvia





No reclamo tu lecho ni tu sombra,
no reclamo tus nudos, tus esperas;
tus luchas por tus credos, tu bandera,
ni el escudo que guarda tu constancia.

No quiero tu fortuna me dé arrimo,
ni quiero ser tu sangre o tu morada,
ni amante que te sacie sed con vino,
tampoco quien espera tu llegada.

Tan solo quiero ser ese suspiro,
esa gota de lluvia que desplaza
tu soledad más fría, más amarga:
¡El instante rebelde que te atrapa!

Deja sea primavera de tu invierno,
que renazca en lo helado de tu espalda;
solo rayo de luz que centelleante
se pierda entre reflejos de mañanas…

Deja que sea el verso entristecido
que ocultas tras batir de tu jornada,
que se desdobla en rimas y misterios
¡que se esconde en poesía libertaria!

© Sol Lora
@ DERECHOS RESERVADOS


No podrás




¡No, no podrás…!
Ni que quiera tu córnea sellarme del olvido,
ni que vuelques la faz y la voz contra el cielo,
ni que clames a dioses, ni que beses mil lechos
de vírgenes de agua sin huellas ni cimiento…

¡No, no podrás!,
arrancarme del día que se hizo de un beso,
que se escribe y descalzo arropa al universo…
¿Arrancarme del aire? ¡Si soy del aire el viento!,
¡una masa que mueve y presiona tu adentro!

¡Temporal que no cesa!,
la que impulsa al velero a un ignoto océano,
la avenida que rayas con tus pies trashumantes,
que regresa a tu paso para saciar los sueños,
y te arropa despacio con polvo del desierto…

Soy la historia que vuelve cargada de sucesos,
para quedarse eterna recostada en silencio,
y recorrer tu puerto desdoblada en misterios ...
¡Soy la que resucita! ,
¡de tu aliento el suspiro que te atrapa en el tiempo!

¡No, no podrás…!
Ni que arranquen tu carne del olor de mi incienso,
ni que beses mil playas o te comulguen santo,
o que olvido y pecado conjugues a parejo,
borrar la horizontal rodada de mi paso…

¡Ni bañado en recato, desvanece la arena!
Soy el fantasma en celo que te colmó de incendios,
el nudo que encadenas quemándote las manos,
¡saciándose de versos!, ¡bebiéndote la sangre!

¿Borrarme de tu aliento?
¡No, no podrás!, ¡no hay remedio!



08 de noviembre, 2012.-
@ Derechos Reservados.